sábado, 26 de noviembre de 2011

♥ininteligibles autorecriminaciones♥



Días nublados. Rostros tristes. Humedad en el ambiente. El reloj marca las 7:00. Posas tus pies sobre la tarima. Comienzas a andar. El suelo está frío. Solo apoyas la punta y caminas rápido ya que el frío provoca que se te congelen los pies. Los introduces lentamente las pantuflas e intentas encontrar la puerta a ciegas. Cuando tocas el picaporte lo recuerdas. Abre, y se cierra con un necio chirrido. Lentamente, a pasitos, recorres el pasillo hasta llegar a la salita. Está oscura, pero la claridad lucha por filtrarse a través de las opacas cortinas rojas. Aguardas, temblando. Nada se oye, excepto tu respiración agitada. Tus ojos comienzan a reconocer sombras. Los sillones de madera de arce, con tapicería roja importada, a juego con las cortinas. La estancia, cilíndrica, comienza a tomar forma, y ya distingues las estanterías, llenas de libros. Te acercas. Una fina película de polvo cubre aquellos más altos. La calma impregna el ambiente, lo mismo que la soledad. Te diriges lentamente hacia la ventana, siguiendo la pared. Suspiras. Deslizas la cortina. El cristal está empañado. Dejas caer la cabeza sobre el húmedo vidrio. No sabes por que pero la soledad te asola. Te deprime. Afuera todo sigue igual, dentro de la casa, lo mismo. Todo aquello que tienes no te sirve de nada. Estás sola. Deseas compañía. No un novio, ni un amante, ni siquiera un alguien imaginario. Tan solo buscas alguien que te sonría al llegar al instituto. Que te pregunte que te pasa cuando estás triste. Que te haga compañía cuando estás sola. Que te bese en la frente cuando te enfades, y que se ría cuando cometas una tontería. Pero es tan solo un sueño. Una ilusión, una ligera idea que se filtra en tu cerebro. Nunca lo conseguirás, y lo sabes. Tienes una reputación, unas amigas y una manera de ser que no te corresponde ni te agrada. ¿Pero que vas a hacer?¿Cambiar? Así has sido toda la vida. Así has actuado siempre. Reconócelo, tienes miedo a cambiar, a lo que digan, a lo que piensen, incluso a lo que puedan intuír. Cobarde. No llegarás a ningún sitio. Tu destino es ese. Y mientras tanto sigues sola, triste y cansada en una oscura habitación de una antigua casa.